viernes, 18 de julio de 2008

EL PRIMER AMOR


Qué hermoso son los recuerdos de los primeros amores... Esa persona que creímos que era la destinada a permanecer con nosotros el resto de nuestra vida. Con cuanta inocencia e ingenuidad vivimos ese ideal de amor, convencidos que hemos sido tocados por una varita mágica y que vamos a ser felices al primer intento. Y aunque la mayoría de las veces la cosa acabó con lágrimas amargas y una gran desilusión, todos sonreimos ante la mención del nombre de esa persona que para nosotros supuso el primer paso para adentrarnos en el camino del amor (sí, lo sé, me ha quedado muy cursi).

Mi primer amor se llamaba Dani y fue un flechazo en toda regla. La primera vez que lo vi me dije, ese es el chico que será mi marido. Creo que él ni me vio. Con Dani viví y experimenté todas las fases posibles del histrionismo que supone enamorarse por primera vez. Los días en que me miraba o incluso me hablaba, era la persona más feliz del mundo.Y cuando no venía a clase porque estaba enfermo, mi mente enamorada, ya abarcaba todas las posibles calamidades que le hubieran podido acontecer. Calamidades que normalmente me convertían en una viuda deseperada que moría de amor al saber el trágico final de su prometido (ya sé que no lo era, pero en mis fantasías, él me amaba en silencio, secretamente. Para eso están las fantasías, no?). Idealicé al pobre chico de una manera exagerada, aunque, el amor, y sobretodo el primero, consiste precisamente en eso. Él era el mejor jugador de fútbol, no ya de la escuela, si no del mundo entero. Oliver Atton estaba acabado a su lado. Era el más guapo, el más simpático, el más chistoso. Era mi ídolo total. De hecho, aún guardo una moneda de 5 pesetas que se le cayó del bolsillo. En aquel momento me pareció lógico que un objeto que había sido tocado por sus manos, hubiera de ser debidamente venerado por aquí su amada de turno. Ya lo veía yo, con 60 años y yo que le enseñaba la moneda que durante todos esos años de amor imperecedero había atesorado como recuerdo de cuando nos empezamos a querer... Sí, qué pasa. Yo era así antes.

Pero no todo fue rosa. El primer amor suele traer consigo el primer desengaño. Y los primeros celos. Una vez estuve haciendo lo que me dijeron que era un ritual vudú (y que de hecho sólo era un juego de niñas) para que le dejara su novia de entonces. El hecho es que funcionó y la novia le dejó. Aunque probablemente fuera porque éramos muy jóvenes. De todos modos eso no implicó que yo siguiera siendo invisible para él.

Mi historia acabó cuando terminó el desaparecido (aunque no en nuestros corazones) E.G.B. No fui capaz de decirle adiós porque eso implicaría que jamás lo volvería a ver. Lloré mucho y muchos días. Este amor nos vuelve un poco histéricos, porque recuerdo que pensaba que sin él mi vida no tenía sentido y que jamás volvería a levantar la cabeza ni a enamorarme de ningún otro hombre. Durante muchos años la sombra de ese primer amor, marcó mis pasos. Siempre decía que si me volvía a enamorar, quería sentir la misma intensidad que sentí con Dani. Pero eso no es posible. Es exclusividad del primer amor. Por supuesto la vida siguió. Y, por supuesto, me volví a enamorar de otro que no fue Dani.

La vida sigue después del primer terremoto sentimental. Aprendes la experiencia, la interiorizas y empiezas a madurar poco a poco. Y te quedan los recuerdos que te hacen sonreir cuando rememoras a esa primera persona que te hizo tilín.

Hace poco encontré a Dani por internet. Gloriosa tecnología que te permite cumplir pequeños sueños. Quedamos para comer y la verdad es que disfruté mucho. Tuve la oportunidad de decirle que fue mi primer amor (creo que todo el mundo tiene derecho a saber que fue querido por alguien) y él me confesó que ya lo sabía. Vaya vergüenza! Y yo que pensaba que llevaba mis sentimientos con un estoico silencio. Soy una mártir de pacotilla. Pero en fin, por fin pude decirle el adiós que me negué cuando era una cría y acabamos el colegio. De todos modos no iba muy desencaminada, Dani es una persona estupenda. Y estoy contenta de haberlo encontrado y ver en qué se ha convertido ese primer amor. Es algo que le gustaría hacer a mucha gente. Soy una cazadora de sueños.

Pensad y recordad esas viejas historias de amor. Revivid ese primer amor. Cerrad los ojos y sonreid. Hoy es día de entrañable melancolía.

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