lunes, 26 de mayo de 2008
AJEDREZ
miércoles, 21 de mayo de 2008
AMISTAD
martes, 20 de mayo de 2008
UN CUENTO 1
jueves, 15 de mayo de 2008
INTRODUCCION
miércoles, 14 de mayo de 2008
PALABRAS
Las palabras pueden ser afiladas como cuchillos. Las hay quien las maneja mejor que otros. Espadachines de la gramática ostentan el poder. Hay otros que sin embargo, no las saben usar. Intentan utilizarlas para defenderse y a veces, por casualidad, se vuelven armas arrojadizas. Palabras escritas, palabras habladas, ausencia de...
Y cuando te las tiran a la cara pueden doler más que una bofetada. Palabras necias, piel ajada. Malas palabras, en peores momentos. No hay freno para esquivarlas. Vienen directas, te golpean y te roban algo de ti misma. No puedes volver a mirar la vida como antes. Palabras que crean pequeñas mutaciones en el alma. Lo que no te mata, te vuelve más fuerte. Hay palabras que te pueden matar poco a poco. Mutilan lo que eres, lo que eras. Gusano de seda en un capullo impuesto. Dolor que se salda en silencio, sin palabras. Cáncer que devasta tus murallas.
A veces, sin embargo, las palabras pueden ser hermosas. Son la llave de la caja fuerte del corazón para algunos. La esperanza a la que se aferran los que necesitan de ellas. El amor sin palabras es vacío. Sinsentido. Las palabras pueden ser las mejores enfermeras. Porque es una vía de escape para el dolor. La tristeza que no sabes sacar de otra manera. Esa pena que se ha vuelto como una pelota en las entrañas... Vomitas palabras y palabras. No piensas, sientes. Y esas palabras vuelan, liberan, se llevan consigo el dolor. Más hacia afuera. Más vacío por dentro. Y la música.. también es una forma hermosa de expresar palabras. Fusión de sonidos y fonemas. La lógica de las matemáticas ¿a caso no encierran el secreto de las palabras?
Puede haber comunicación sin palabras. No me hablas. Pero miras. Te siento cerca, a veces lejos. Y sin embargo, a veces las necesitamos tanto... Un perdona, un te quiero, un lo siento son las más ansiadas. Todos queremos perdonar, y que nos perdonen. Que nos quieran. O que nos odien. Si me dices, yo te cuento. Si me ignoras, me pierdo. Laberinto de grafias, del que ya no se como salir. Las cuerdas vocales, los dedos ágiles, me atan, me pierdo . Soy incapaz de encontrar la combinación correcta que me saque de aquí. Y sin embargo, no paro de hablar, de escribir. Me sienta bien. Los miedos vuelan, se alejan durante un rato. Cohetes de San Juan asustando a las palomas.
¿Se podría considerar las lágrimas como un tipo de palabras silenciosas? Por que también duelen. También pueden lastimar. Vacilas. Se contagian con el cariño. Empatía en la pena, unión de la amistad. Soledad y silencio. Tictac, el tiempo pasa, pero el eco no llega. Y sin embargo, cuando lloras ¿acaso no estás gritando tu interior? rabia,pena, también felicidad, ilusión,... Las lágrimas a veces comunican mejor que las palabras, que pueden resultar confusas. Se interpretan mal. Si las lees, el tono depende de tu visión subjetiva. Una vez alguien se enfadó conmigo porque no entendió el tono irónico de un mensaje. No lo supe hasta tiempo después. La ausencia de palabras se me hace insoportable. Acrecienta mi soledad.
Tantas cosas por decir, por preguntar, por saber... Letras para jugar, para disfrutar, para disparar. Buuuum! Estás muerto, un poquito más. Cuantas cosas por decir, cuantas cosas que no diré jamás, cuantas cosas que solo comparto conmigo misma. Secretos revelados en la intimidad. Oidos que no escuchan, si no es el rumor del mar. Dardos veloces, voces parsimoniosas. Palabras de noche susurradas al oido. Palabras valientes que salen sin pensarselo a por el rival. Palabras cobardes que se escudan en las cervezas del sabado noche. Palabras que mienten. Palabras que no quieren ser creidas. Palabras que duelen. Palabras que aman. Palabras que acompañan, cuando nadie está cerca. Palabras que consuelan, cuando nadie te habla. Palabras de amor, tesoro perdido. Palabras honradas que se dicen sin miradas. Secretos oscuros, noches de calma.
Con qué ligereza las usamos. No somos conscientes de nada. De su importancia. De su hoja de doble filo. De que duelen. De que aman.
sábado, 10 de mayo de 2008
LLUVIA
Esta lluvia me trae recuerdos de otros días similares. Recuerdo París. Un viaje sorpresa, espontáneo. El amor a veces es así. Imprevisible. En ese viaje también llovió mucho, y los días se sucedieron grises. Pero eso no nos importó. Y que frío hacía.. entrelazábamos las manos para darnos calor, pero también porque era la excusa para rozar nuestros dedos, entumecidos bajo tantas capas de lana. Un regalo de alguien que por unos instantes me hizo olvidar. El único que lo consiguió. Nadie o casi nadie sabe que en la torre Eiffel me pidió que me casara con él. Y nadie o casi nadie sabe que acepté. Soy la guardiana de mis propios secretos. Supongo que de alguna manera intuitiva supe que el sueño se desvanecería, como la bruma de esas mañanas lluviosas de París. Desapareció de mi vida, del mismo modo que llegó. De repente. Y sin embargo, a pesar de ser un personaje turbio, no en mi vida, sino en la suya propia, no le guardo rencor alguno. Por un momento me hizo creer en las posibilidades que se transforman en certezas. La vida es sólo un sueño, y el me permitió soñar.
La lluvia se lleva los recuerdos de las despedidas. Abro la boca y dejo que el agua resbale por mi lengua. La paladeo. Agua de lluvia, agua agridulce. Lluvia, llévate hoy la pena, limpia mi alma. Y me quedo un rato así, dejando que me empape la ropa, el pelo, los zapatos que luego harán xof, xof. Algún viandante despistado me mira asombrado. Pensará que estoy loca. Los seres humanos hemos perdido la capacidad de aprender a mojarnos con agua de lluvia. Agua que depura. Agua que arrastra los malos recuerdos. Adiós, hasta nunca.
Miro por la ventana. Sigo con los dedos los dibujos que dejan las gotas en los cristales del balcón. Y sigo recordando París... Las caminatas interminables de los que sólo disponen tres días para recorrer una ciudad, aprovechando cada semáforo en rojo para comernos a besos. Hagamos algo cutre... y se presenta con los tickets para una cena en la torre Eiffel. Como los guiris de las películas. Y qué hermosa París de noche! La torre se ilumina con miles de lucecitas, y me trae al pensamiento el recuerdo de un árbol de navidad. Y sin embargo, la luz de nuestras miradas posiblemente sea más potente que cualquiera de esas bombillas. Porque el amor a veces es así. Brillante. Luminoso. Y comemos lo que nos sirven. Y nos comemos con los ojos. Jugamos a ser quien no somos, quien nos gustaría ser. Nos presentamos como matrimonio, como colegiales enamorados, como jefe y secretaria que se fugan para querer, con hijos, sin hijos, adoptaremos un par en China, tenemos tres perros,... mil personajes que enmascaran a los verdaderos protagonistas de la historia. Guardamos el secreto para nosotros dos. Y luego, me toca el turno de sorprenderlo a él. He sacado pasajes para un crucero nocturno por el Sena. Que la noche hortera lo sea hasta el final. El barco está atestado de japonesitos que celebran un fin de curso. Vestidos de gala y sandalias de pedrería para una gélida noche de febrero. Complementos estrambóticos para el pelo. Para la noche. Y abrazados para darnos calor, y también porque nos apetece estar así, dejamos que el viento helado nos azote la cara, mientras que recorremos con la vista ese París nocturno que nos ofrece el recorrido. Y de golpe suena nuestra canción. La vie en Rose. El día que lo conocí la estuve tarareando todo el día. El primer día que estuvimos juntos se la susurré al oido. Y entonces el mundo se para. Nos miramos a los ojos y empieza a llover. Pero nosotros nos quedamos bailando abrazados, con la música al fondo, mientras una veintena de adolescentes nipones se dedican a hacernos fotos desde su refugio bajo cubierta. La imagen del amor. La imagen de París. Día de lluvia.
Que hermosos recuerdos... impiden que la historia sea triste. Siempre me hacen sonreir. El amor viene y va, como la lluvia.
viernes, 9 de mayo de 2008
EN MARCHA
lunes, 5 de mayo de 2008
MONICA
Yo soy la reina de las máscaras. La dama de las cebollas. Capas y capas me protegen y ya nadie puede arrancarlas. Escondida en las sombras, agazapada suelo esperar mi oportunidad. No me dejo conocer. Lo poco que dejo se lo ha de ganar uno a pulso. Mi madre siempre me ha dicho que mostrarse una, tal cual es, la hace vulnerable. Yo sé que eso es cierto. La gente suele usar lo que les cuentas para alejarte o alejarse. Algunos para hacerte daño. Pocos valoran el esfuerzo que supone dejarse conocer. Yo siempre esquivo. Soy una regateadora nata de las cuestiones personales, espinosas. Me incomoda contestarlas, me hacen sentir desprotegida. Pero las que me vienen de frente las contesto con valentía. En este aspecto no suelo huir. La gente no sabe hacer las preguntas correctas, ahí está el problema. Hay gente que finge querer saber, pero en realidad tiene miedo. Tratar de conocerme a mí, puede dar miedo.
Yo no soy valiente. Para nada. Huyo del conflicto, de peleas, de personas agresivas. Me da miedo el dolor, el amor, el desamor, los sentimientos que escapan a mi control. Los sucesos imprevistos. Los cambios radicales. Las abejas. Perder el control. La intimidad con alguien que no es íntimo. El primer beso, cuando no sabes de qué manera te sorpenderán. Desentonar en una reunión. Ser diferente. Destacar. Competir. Me quitan lo que quiero de las manos, y no presento batalla. No sé, me da miedo. Cuando se trata de mí, soy incapaz de sacar uñas y dientes, pero cuando se trata de aquellos a los que quiero, ahí es cuando me transformo. Soy la leona protectora. Mis amigos son mi familia, mi camada. Mi terreno a proteger. Ese altruismo es inherente a mi persona. Supongo que por eso soy enfermera. Las otras opciones eran misionera o monja. Vivir para los demás. Ayudarles me ayuda en parte a mí misma.
Tengo claro lo que quiero. Voy a por ello de cabeza, con tesón, con mi infinita paciencia. No importa si me hace daño. Mi intuición suele ser acertada. Lo que importa es llegar a la meta. Conservar lo conseguido. Siempre actúo en las sombras. No me gusta destacar, pero sí que se reconozca mi trabajo. Laboriosa, concienzuda, organizada, sistemática. Prefiero el trabajo individual al de grupo. Los fallos prefiero cometerlos yo misma. No me gusta depender de los demás y sin embargo soy dependiente. Relleno las horas vacías de las tardes con clases, cursos, actividades. Todas diferentes. Ninguna repetida. Alimento la mente. No pienso en que estoy sola. Es curioso, la gente siempre valora mi independencia, mi capacidad de llevar una vida solitaria, centrada en mi propia persona. Libre. No se dan cuenta que es una situación impuesta. Que yo aspiro justamente a lo contrario. Quiero una persona que me acompañe cada día de mi vida. Quiero niños correteando por el comedor. Quiero una casa a la que llamar hogar. Nadie cree que quiera eso. Por lo visto no doy esa imagen familiar.
No soy mujer que despierte grandes pasiones. Suelo caer bien y basta. Soy la amiga ideal. Merecedora de eterno respeto. Nunca me han robado un beso. Inspiro ternura. Cariño. Buena conversadora. Escucho aún mejor que hablo. La gente confía en mí e intento no defraudarlos. Mis amigas son cariñosas y sensibles. Mis amigos fríos e inteligentes. Una dualidad extraña. Un capricho del destino que he ido buscando sin ser consciente de ello.
Soy la chica de hielo. Siempre ando semicongelada. Me gustan las manos calientes. Me aportan tranquilidad. Si estoy triste escucho boleros. Si estoy pensativa, le toca el turno a Pastora. Cuando estoy contenta no escucho nada, me calzo un zapato cómodo y me como la calle. No me gusta ir de compras. Me cansa. Me encanta leer sentada en la mesa de un bar. Me gusta la buena compañía y los donuts por la mañana. Me quedo soñando despierta muchas veces. Invento realidades alternativas. Si salgo de noche, finjo ser quien no soy. El alcohol en exceso me hace decir verdades que preferiría que siguieran enterradas. Hace que despierte Eina, mi alter ego etílico, aquella que no tiene complejos, aquella que se come el mundo, el alma de la fiesta, aquella que finje ser cualquier identidad que considere divertida, la que juega, la que no tiene responsabilidad alguna. Sabe que sólo es libre pocas veces al año y no desaprovecha la oportunidad de disfrutarlas. Risas vacías. Copas llenas. Noches inciertas.
Se puedes decir tantas cosas que en el fondo no dicen nada... ya he dicho que me cuesta dejar que se me conozca, y sé que este pequeño esfuerzo sera en su justa medida valorado.
Soy tantas cosas, pero en el fondo no soy nada...
domingo, 4 de mayo de 2008
EL QUEIMADA
Me encanta el Queimada. Me gusta sobretodo por las mañanas, cuando la gente está trabajando, y lo tengo casi para mi uso exclusivo. Mi mesa al fondo a la izquierda. Espalda apoyada en la pared. La vista se desvía a través del cristal hacia la calle. Un café con leche. Largo de café. Un sólo azúcar. Mi taza especial, porque si no, ya no sabe igual. Un buen libro. El cenicero tarado, con cicatrices de guerra. A veces los crucigramas me acompañan. Algún cliente habitual. Alguno esporádico. Esos donuts esbeltos en los inicios, se han convertido en mastodontes de pastelería. Pero sigo yendo a pesar de ello.
Valentín maneja el negocio con maestría. El perfecto anfitrión. Un cicerone de los juegos, te acompaña encantado a hacer un recorrido por un un mundo lúdico, insustancial. El campeón de las charlas metafóricas. La mayoría de las veces me pierdo intentando interpretar lo mensajes escondidos tras palabras absurdas. Sonrío y digo aha... ni idea de lo que intenta decirme, pero me sabe mal destruir esa imagen de hábil descifradora que tiene de mí. A veces, es que no quiero entender lo que me dice. Las cosas duelen menos si permanecen en la ignorancia. Valentín habla de puertas en los lindes del bosque, sobre si hay que ser valiente e intentar girar el picaporte, o dejarlas tranquilas.. Yo hace años que deje de interesarme en cuestiones de cerrajería. El bosque es el bosque, no hay puertas en un bosque, sólo árboles y algún que otro duende despistado.
El Queimada es mi santuario de retiro, la vida real tiene vetada la entrada. Sólo la imaginación, algún problemilla que se cuela, y esos trabajos de universidad que hago entre charla y charla intrascendente. La música de fondo siempre se acopla a mis estados de ánimo. O tal vez, sean mis estados los que se acoplan a ella. Esa radio de fondo últimamente escupe canciones de hace años. Tesoros encontrados en una caja rescatada del olvido. Recuerdos de antaño, azotes del ayer. Cuando estoy allí sentada, me siento en una burbuja. Formo parte de un mundo aparte. El mundo real se mueve ahí fuera, pero yo ya no formo parte de él. Es la magia del Queimada.
Por las tardes es diferente. El Queimada se transforma en lo que realmente es. Un bar de juegos. Centro de reunión social. Gritos, algarabía, scrabble los miércoles, tortillas de alcachofa, humo de cigarros. El yatzhee cobra vida. Amigos, antiguos amores, ojos que se miran, miradas que huyen. A veces sospecho que el Queimada son dos bares en uno. Victor y Victoria. Mañana y tarde. Sólo permanecen inmutables los dragones. Vigilantes eternos de los sueños de los contertulios que día tras día vamos a parar con nuestros huesos ahí.
TRISTEZA
DOS SUEÑOS
He tenido dos sueños un poco extravagantes. Siempre se dice que hay que escribirlos para no olvidarlos, veamos si sirve para algo...
LAS ARAÑAS
Estaba yo en una especie de colonias. Una excursión que tenía tintes de escolaridad infantil. Mis compañeras, a las que no conocía de nada, aunque en el sueño parecía que sí, me llevaban a una habitación. Esta habitación parecía ser más bien un trastero. Muy pequeña, casi claustrofóbica. Paredes blancas. Sin ningún mueble. En cada esquina, había telarañas, con tres o cuatro arañas muy negras, pequeñas, de esas de patas largas. A mí no me dan miedo estos insectos, respeto tal vez si las veo muy grandes o peludas. Sin embargo, en la vida real las encuentro interesantes. De pequeña solía observar sus nidos, como tejían esas redes, como algunas se escondían en agujeros. Su pauta de alimentación me fascinaba: algunas comían las hormigas que eran arrojadas a sus garras en el mismo instante, otras hacían de ellas una especie de croquetas que indolentes dejaban en la telaraña, y las que se escondían, las capturaban y las arrastraban consigo a la oscuridad de su refugio. Cuantos veranos he pasado admirándolas, temiéndolas en algún experimento infantil que trajo consigo una hermosa cicatriz en mi sien.
Sin embargo, esas diminúsculas arañas oníricas, despertaban en mí un terror auténtico, irracional. No tenía claro si ese habitáculo representaba que era la habitación en la que había de dormir o algún sitio al que había ido a parar. La cosa es que me encontré con un spray insecticida en la mano, mientras me decían que tenía que matar a las arañas. Y ahí estaba yo, en aquella habitación, spray en mano y sin apenas moverme, por miedo a enfurecerlas. Era incapaz de accionar el disparador, de rociarlas con el vaporizador asesino. Me iba girando lentamente, dando vueltas sobre mi mismo eje, cuando me di cuenta que las telarañas se adherían a mi ropa y las arañas antes inmóbiles empezaban a dirigirse hacia mí. El pánico me invadió y empecé a pulverizar todas las telarañas. Daba vueltas y más vueltas en ese entorno minúsculo rociándolo todo a mi paso. A pesar de todo, más telarañas se enganchaban y aterrada veía enfilar hacia mí, a esas arañitas. En mi fuero interno, sabía que estaba haciendo bien, al matarlas, a pesar que estoy en contra de exterminar cualquier tipo de vida animal. En mi casa real, siempre les indico un camino de salida ubicado preferentemente en el balcón. En fin, el sueño acaba aquí. Sin final aparente. Yo rociando y rociando en un frenesí ocasionado por el terror. No sé si conseguí acabar con todas, por qué tenía que hacerlo o por qué me daban tanto miedo. Lo que si sé con seguridad, es que ninguna llegó hasta mí.
LA HERIDA DEL DEDO
Era un día de verano, y estaba en el balcón de casa. El sol me calentaba, por eso sé que estábamos en verano. es curioso, pero el balcón de mi casa, pese a ser interior, en este sueño daba a una calle poco concurrida. También recuerdo que en su parte izquierda conectaba con el balcón de unos supuestos vecinos que estaban asomados viendo pasar a la gente. Yo tenía antojo de tortilla de alcachofas, y así se lo hacía saber a Javi. Como comentario casual, no como para que la hiciera él. Pero a Javi también le apetecía, y tendiéndome un cesto de alcachofas me instó a ir pelándolas mientras él se iba a la cocina para ir batiendo huevos y calentando la sartén. Así que me quedé sola en el balcón y m ientras pelaba alcachofas me corte el dedo gordo, en la base, por el lado de la palma de la mano. Y a pesar de que la herida se ensuciaba, yo no hacía nada, pues tenía que seguir pelando las alcachofas. En algún momento, hubo una transformación de la que fui consciente a un nivel diferente del sueño, quizás más racional y que no tuvo influencia alguna sobre el desarrollo de la acción. La alcachofa se había transformado en una piña. Y yo seguía pelando, y pelando la piña, quitándole las hojas superiores, quitando la corteza,.. hasta que se desmontó sola y dejó a la vista un trozo del tamaño de una patata pequeña. La vecina de al lado se giró y me dijo, qué suerte tienes, ese es el corazón de la piña, lo más dulce del todo. Y yo la miraba y no me acababa de convencer el asunto, lo veía pequeño. A pesar de todo lo probé y realmente era delicioso, dulce como el almíbar. Qué buena estaba... Pero entonces el dedo empezó a doler. La herida estaba llena de piedras y restos de tierra y alguna mosquilla de la fruta hacía amagos de deslizarse hacia el interior de la herida. Alarmada llamé a Javi. Socorro, que se me meten bichos adentro! Miró la herida y me dijo, pero chiquilla, limpiátela tú misma, sácate eso de dentro. Me di cuenta entonces que me comportaba como una niña pequeña. Había ido a enseñarle la herida, para que me la curara él, en vez de hacerlo yo sola. Así que me senté en el blacón y empecé a apretar los bordes, como quien se aprieta un grano, para que saliera toda la tierra que se había metido dentro. Y empezó a salir, pero era una tierra rara, más bien parecían huevas de beluga, pero negras. Yo apretaba y apretaba y aquellos restos iban saliendo. El dolor era fuerte, pero soportable, la verdad. Era más bien asco y aprensión de que aquello fuera mi dedo que un dolor lacerante. Al final quedó todo limpio, pero un hueco enorme había quedado entre la piel de la palma de la mano y el dedo gordo. Podía ver a través de él. Era muy curioso y hacía que me sintiera extrañamente orgullosa de mi herida de guerra. Se lo fui a enseñar a Javi, mira qué hueco me ha quedado... Así acaba este sueño.
sábado, 3 de mayo de 2008
NEUS
Neus es Praga en invierno. Sentadas en una cafetería elaboramos planes infantiles que sabemos no se cumplirán, aunque secretamente esperamos que sí. Hacemos oscilar el péndulo mientras intentamos resolver cuestiones superficiales. Las trascendentales las resolvemos nosotras mismas o con cartas diversas. Ella es magia, ilusión, positivismo, el red bull para el alma sosegada. Intenta arreglar una vida desordenada como la mía a golpe de escoba. Esto no lo necesitas, para afuera. Y yo le hago caso, porque sé que tiene razón. Me cuida como nadie, como la hija pródiga que siempre vuelve a casa cuando las cosas no van bien.
Neus tiene la inteligencia suficiente para hacerte saber lo mucho que te quiere. Lo especial que eres para ella. En un mundo tan frío como este es de agradecer. No esquiva los sentimientos. Los coge, los examina, los analiza te los entrega. no puede haber un regalo mejor.
Intentar que abra los ojos es su cruzada particular. Y yo me dejo cuidar. A veces no sé quién es la mayor de las dos. Me acuna con esa filosofía de vida tan neusy y me cuenta cuentos de finales felices, de justicia, de amor correspondido... Y yo me los creo, porque hacen que el mundo sea un lugar mejor. Durante un rato.
Es la sensibilidad por excelencia. Se emociona ante las cosas bonitas. Derrama lágrimas. Derrama sonrisas. Sin pudor. Las amigas estan para verte tal cual eres. No esconde nada. Es franca. Abierta. Le gustaría unir a todos los que la rodean en una gran familia, donde ella ejerce de matrona. Lo lleva en la sangre.
Me descubre un Lourdes ajeno a la imposición de la iglesia, un remanso de energía. Me da un rosario y rezo. Caldo de pollo para el alma. Nadie hubiera conseguido esto. Sólo ella con ese tesón que la caracteriza. Con ese poderío de sargento que tiene. El coronel de la esperanza. Las estampas de la ilusión. La gruta de los deseos, donde deslizas las manos donde tantas otras han depositado sus esperanzas. Y ella te dice que alguien te escucha, que se cumplirá lo que pido. A fe no le gana nadie. Lo juro.
Es la reina de su casa. La chica de la camisa con volantes que jura no tener. La Neus hortera de mi infancia quedó atrás sepultada por una mujer de belleza deslumbrante. Por dentro y por fuera. Tiene tanto corazón que cabe medio mundo en él. Hay sitio para todos, no se está incómodo.
Organizadora nata. Te monta una fiesta sorpresa porque te ve triste. Te colma de detalles porque le apetece. Creativa natural Una artista en potencia. A veces pienso que el mundo se le queda pequeño, que tiene que haber más para ella. Un lujo para sus amigas. Siempre fiel. Una constante dentro del caos. El bote salvavidas al que agarrarse. Siempre con palabras bonitas en la boca, es la primera en reñirte cuando ve que te equivocas. La mama universal. Todos sus pollitos revoloteando alrededor. Eso le gusta. Tener controlado todo, hasta lo que no se puede controlar. Al mal tiempo buena cara. Todo pasa porque tiene que pasar. De lo malo siempre extrae un mensaje de esperanza. Asi una se hace más fuerte. Superviviente de un golpe fatal. Le quitaron una persona importante. Ahora es otro ángel de la guardia. De eso no hay duda. Mi pareja de boda, en eso no se equivocó. No iré sola.
Reina de reinas. Luz espiritual. Faro de Alejandría. Madre de sal. Amiga. Unica, irrepetible. Neus
XAVI
Es depencia dentro de una independencia. El estar enamorada de él es un sentimiento que sólo me pertenece a mí. Mi problema. Mi fatalidad. Pero todos se hacen eco de él, quieren participar. Que lo niegue, que lo rechace, que lo entierre, que lo olvide. No se puede hacer eso con una de las pocas cosas que me hacen sentir viva. Este sentimiento es mi tesoro. Lo guardo con celo. No quiero desprenderme de él. No veo el problema si no le hago daño a nadie excepto a mí misma. Pero en eso me equivoco. Sufren si me ven sufrir, sin ser conscientes que yo no sufro. No sufro siendo consecuente con las decisiones que tomo. Recojo las migajas que me ofrecen. Con eso tengo más que suficiente. No aspiro a más, a pesar de que el mundo se empeñe en que sí. Que lo quiero todo. Qué gran equivocación. Si sólo con vivirlo ya me doy por satisfecha. Bueno, quizás siendo sinceros, espero en ocasiones a que se escape un beso en el cariño de la noche. Una caricia sería mucho pedir.
Chico de hielo. Incapaz de hablar de lo que no entiende. De amor y desamor. Y yo empeñada en sacarle todo de dentro, porque es lo que necesito. Lo que creo que necesita. Pero esa es otra equivocación. No se puede estar sentimental con alguien tan racional, tan mental. No dice nada pero lo piensa todo por dentro. Vueltas y vueltas que no llevan a ninguna parte.
Pilar fundamental en mi vida. El de la seguridad. Una responsabilidad demasiado grande para alguien que no lo pidió. Lo siento. Pero todo se cae, lo tiran, se derrumba bajo el peso de la incomodidad. Porque la incomodidad da paso a la humillación y esta a la vergüenza. Y si sientes vergüenza ya no estás segura. Y te caes. Pero como soy previsora llevo mi paracaidas. Porque siempre tropiezo con la misma piedra una y otra vez. Pensaba que los rasguños valían la pena si la piedra era bonita. La sinceridad en este caso tuvo un precio muy alto. Se cayó conmigo, una parte importante de mi vida. Después del derrumbe, queda todo desolado. No hay nada, sólo terreno árido, estéril. Tardará tiempo en volver a crecer algo ahí.
Mi mas mejor amigo. El chico que manipula el tiempo para que pase más deprisa. Las horas a su lado no corren, vuelan. El conversador perfecto si se evitan los temas escabrosos. Los nuestros. Le leo el pensamiento con facilidad. Le conozco mejor que a mí misma. Y él cree que me conoce, que sabe lo que quiero, lo que espero. Otro error. No tiene ni idea. Porque yo quiero continuidad. Poder hablarle de lo que me plazca sin que se aleje, sin que le caiga encima el peso de una culpa que no es suya. Es de los dos. No quiero que vuelva a incomodarse. Eso me duele tanto. Mucho. Demasiado. No quiero arrepentimientos por los errores de ambos, que nunca llegan a ser errores, son sólo intentos fallidos. El arrepentimiento y la culpa también duelen. Ofenden. No puedes arrepentirte de un regalo que se pidió. En todo caso se agradece, muchas gracias, muy bonito. La madurez te aporta la capacidad de aceptar lo que se te ofrece sin pedir explicaciones. Contentarse con lo que hay. Es uno de los secretos de la felicidad. Yo era feliz.
El chico que no da segundas oportunidades. Los esquemas mentales que ha elaborado se lo impiden. Dice que no puede amar. Le han hecho daño. Lo que aún no sabe es que el dolor no impide querer a alguien. Sólo modifica la forma de hacerlo. Ya lo aprenderá aunque no sea yo la que se lo enseñe. Tambié dice que me quiere, de una forma diferente al resto. Porque soy su más mejor amiga. La que mejor le conoce. A la que le cuenta todo. Y sin embargo, cuando yo lo hago me aleja de su lado. El tiempo hará que las aguas vuelvan a su cauce. Yo estoy cansada de nadar.
Es el príncipe que jamás acude al rescate.Él no es así, y el hecho de que esperes que lo sea, por un instante, por una sola vez, es un error de los graves. Porque si lo hiciera ya no sería él. No importa lo importante que sea para tí, no puede renunciar a su verdadera forma de ser. Por nadie. Jamás. Así que mientras esperas, deseperas. Respuestas que nunca llegan porque no las pediste, las distes por hechas. Y si eso te hace daño, es culpa tuya. Lecciones que ya tendría que haber aprendido hace tiempo. Nadie va a luchar por ti, si no lo haces tú mismo. A veces es difícil contar con su apoyo si no se lo pides directamente. Nada es gratuito, espontáneo. Cuando lo es, el efecto es demoledor, como un abrazo fugado entre bambalinas. Capaz de sacudir mi universo entero. Aún estoy pagando las consecuencias. Y sin embargo, sigo esperando ese gesto. Soy una soñadora. Me aleja y me duele porque no he sido yo la que ha dado el primer paso cuando se supone que la víctima del desamparo soy yo. Si a mi no me importa ¿por qué a los demás sí?
No es cariñoso, no es detallista. Me regaló un comic para mi cumpleaños, nada demasiado personal, no sea que la imaginación eche a volar y le salpique. Yo habia pedido a las velas del pastel un sólo beso. Ese era el regalo perfecto. Sin complicaciones, sin derivaciones, sin suposiciones, sin quebraderos de cabeza. Sólo un beso de dos personas que están solas y se gustan. Porque a veces hacer las cosas que a uno le apetece sin pensar en las consecuencias que de ello se deriva, es enriquecedor. Se disfruta más la vida. A veces se muestra frío, distante, inaccesible. Se come las preocupaciones para desayunar, y claro, se le indigestan. No puedes querer acapararlo todo. Se ha de compartir lo bueno. Y lo malo también. Si no, seríamos amigos de papel, nieve en verano. Pero es que tiene un ansia de protección muy grande. No quiere vernos sufrir. No quiere verme sufrir. Lo que decía, la sinceridad puede conllevar sufrimiento. No se entera que no verle no hace que sufra menos, hace que sufra más porque me siento perdida sin esa seguridad de la que antes disponía. Pero uno se adapta a todo. Y se hace fuerte. Y en la lejanía lo seguiré queriendo. Aunque le joda, aunque le haga sufrir. Hasta que entienda que quererlo es un acto privado. Mío, Sólo mío. Mi decisión. No puede protegerme de eso, nadie puede hacerlo. Sólo yo, y no quiero. Soy así de cabezota. Y en silencio, de vez en cuando, miraré por la ventana, por si le da por venir a rescatarme. Sueños inútiles que me contentan, que me sostienen, como el pilar que antes tuve. Que se fue.
viernes, 2 de mayo de 2008
JORDI
Chico de manos inquietas. Malabarista de zippo, de mobil, de todo aquello que se abre y cierra. El nuevo chico del escaner, siempre saltando a la palestra como reserva. No le importa, es una nimiedad. Siempre empieza como reserva para acabar siendo titular. La estrella del partido. Gana por goleada. Esas manos tocan todo y me esquivan. Curioso. Debe ser un halo de respeto mutuo, de cordialidad fingida. A veces fantaseo sobre cómo debe ser una abrazo de oso de un chico así. Porque si consigue que me olvide de la trascendentalidad del día, con un abrazo quizás consiga que olvide la inseguridad persistente. Soy chica de abrazos, qué le voy a hacer. Además nunca me ha abrazado alguien tan alto. Bueno, mi hermano. Pero eso no cuenta. Para mí, no.
Una vez me pidió que le definiera con una palabra. Horas después di con una. Supercalifragilísticoespialidoso. Es la definición perfecta. Porque él es como la coca-cola helada en un día de agosto. Sorprendente, refrescante, chispeante. Adictivo. Pasé al principio por una fase de jordosis profunda. Siempre me pasa cuando conozco a alguien interesante. Quiero exprimir todo lo que me pueda dar. Ansia de saber, ansia de tener. Pero ahora que va pasando, me doy cuenta que el mono no deja disfrutar del producto. Y el producto jordi, hay que saborearlo como un caramelo de toffe. Lentamente, dejando que vaya soltando el sabor con lentitud, hasta que te inunda la boca. Cierras los ojos y piensas lo perfecto que es ese momento.
Es integrador. Coge a todo el mundo y lo integra en su vida. Todos juntos. Amalgama de caracteres amontonados bajo un único denominador común. Y ni siquiera te das cuenta hasta que de golpe te das cuenta que conoces a más gente. Que de estar sola por las tardes, compartes mesa con 4 personas. Sonríes, bromeas, te toman el pelo, lo tomas tú. Yatzhee es una palabra mágica, significa hermandad, unión, piques absurdos, cubilete con dados, azar caprichoso. Te tacho el uno. No, mejor el 4 de un tipo.
A la semana de conocerlo me dijo, ya te he pillado el punto. Razón no le falta. Un nuu siempre consigue arrancarme una sonrisa de adolescente azorada. Reductos de antaño que aún llevo a cuestas. La esquina del adiós es nuestro lugar de despedida. Y yo instalaría allí mi casa, de fiestas para gente mayor, para retenerlo un poco más. Para extender la conversación. Porque siempre tengo la sensación de que quedan cosas pendientes por decir. Motivo de reencuentro. Relojes que no obedecen y siempre siguen marcando la hora. No se paran los malditos.
A su lado descubro muchas cosas: el eristoff black, el devil may cry, música diversa, gente nueva, esperanzas nuevas, una puerta en mitad del bosque, el jueves de los miércoles.
Chico de las mil inquietudes. Nunca para quieto. siempre hay cosas que hacer porque sus días constan de 36 horas mínimo. Mil y una actividades. Tengo suerte de que haya enconrado un hueco para mí. En mi mundo cuadriculado, él es una línea diagonal. Me desarma cuando pone voz de Constantino Romero. No lo hagas, le advierto, pero eso a él le divierte. Mil promesas y pocas cumplidas. Tiene una lista de lugares pendientes de visitar conmigo. A veces me exaspero, pero es nadar a contracorriente. Me premia mi paciencia con bolsas de caramelos. Una vez me dijo un amigo, qué puedes esperar si es un niño. Hay niños mucho más maduros que las tres cuartas partes de los adultos que conozco. Es cuestión de actitud, de sabiduría interna. Vivir la vida cumpliendo años no lo es todo, tienes que disfrutarla. Él me enseña a hacerlo. Espontaneidad fresca. Aire puro en medio de la ciudad. Mi descubrimiento único. La aguja del pajar. Un golpe de suerte maestro. Así ha sido conocerlo.
Rosa azul en un día de Sant Jordi. Con poco más se ha instalado en mi vida.
INMA
Inma es incapaz de dejar indiferente a nadie. Es una mujer de grandes amores o de grandes odios. Lo importante es que la gente se acuerde de ti, suele decir. Cree tener claro el sentido de la vida, o si no, lo finge saber. Porque ella lo sabe todo, y si no, se lo inventa. Porque el mundo no está hecho sólo de realidad, también está entretejido con retazos de sueños, de fantasías, de letras de canciones. Su vida es un tango, llena de dolor. Eso la convierte en una superviviente nata. De fortaleza férrea que esconde un corazón de niña frágil. Ella te quiere a su manera: te lo da todo, te deja sin nada, te hace daño con la confianza que da el querer, y sabes que ante cualquier peligro te defenderá como nadie lo puede llegar a hacer. Es un poco la madre universal, siempre protectora, a veces castigadora.
Inma no camina, vuela. Yo le intento a veces atar los pies al suelo, pero para ella los límites están para romperlos. Rompe las cadenas, los lazos, con indolencia, y yo me quedo en el suelo, y me da miedo verla caer. Vive su propia vida, su propio mundo. Es un mundo diferente, rico en matices, lleno de amor, de gente detallista, de unidad, un mundo familiar, muy propio. Puedes considerarte afortunado si te lo deja ver. Pero ojo con mirar, puedes quedar subyugado por él. Entonces te atrapa en su remolino vital. Te transforma con su filosofía de la vida, tan especial ella, única, como Inma.
Chica de internet, la reina de las citas a ciegas. Tiene una suerte especial con eso. Siempre encuentra la aguja en el pajar, y si tú no lo haces, ella te ayuda. Dicen que los sagitario son como las brasas, pero ella es un huracán. Hace que la vida te resulte divertida. Las reinas del Arena. Mi princesa Xena.
Rompe las estructuras. Siempre me recuerda que el secreto está en el espejo: hay que saberse mirar. Transforma la imagen con la mirada, de manera que se vuelva realidad. Y tú te lo crees. Todos lo hacen. Ese es su secreto, su arma de doble filo. Eso y esa lengua viperina, capaz de causar un efecto demoledor cuando se lo propone.
Ella es una gran paradoja. Una contradicción constante entre lo que quiere, lo que tiene, lo que le gustaría tener. Cambia, viaja sin salir de la habitación, quiere, odia, grita, rie... todo en 10 minutos.
Cuando cierra la persiana de su corazón, te deja fuera. Aunque llueva. Sólo puedes esperar. Sabes que no tardará en volver a abrirla. Siempre lo hace. La palabra clave para saber llevarla es paciencia. No siempre se puede, pero vale la pena intentarlo.
Reina de corazones. Dama de espadas. Compartimos vidas paralelas en los SIMS y carreras de locas con los Micromachines. Capaz de volver loco a cualquiera de cualquier manera: de amor, con su charla incesante, con sus cambios constantes... Conocerla es quererla, ignorarla es odiarla. Pero es un cariño que vale la pena.
Expande tu mente, rompe tus límites. Agárrense fuerte, que el tornado Inma puede llegar y no puede saberse que va a pasar. Emocionante. Pocas cosas logran serlo con tanta autenticidad. Marca autóctona del pueblo gallego, con ese acento que va y viene, como la morriña que a veces parece vencerla. Luchadora incansable, contra todos y contra todo. Se rebela ante el destino asignado. Es la única persona capaz de cambiarlo a hostias. Es especial. Es ella. Mi amiga.
DESIREE, CHEMA Y PAU
Yo tengo suerte. Me conformo con ser polilla y no me da miedo quedarme ciega ante tal esplendor. Desiree y Chema son una de esas parejas de luz cegadora, Pau el resultado asombroso de esta unión.
Yo cuando los miro, no puedo evitar pensar que son de otro mundo. Viven entre nosotros pero son como parte de otra realidad. Un fotograma en color en una película en blanco y negro. Forman una burbuja de indestructibilidad aparente y permanente, que siempre comparten con aquellos que aman, y con aquellos que los necesitan. Rubios en un mundo de castaños. Buenos en un mundo hipócrita. Con suerte, en un mundo empeñado a veces en demolerte. El amor romántico en su esencia más pura, ese sueño que nos venden a las mujeres desde que somos niñas: el príncipe y su corcel, la princesa rescatada. A su lado sé que el vivieron felices y comieron perdices, no es un mito, es una realidad.
Puedes pensar que al lado de esa felicidad desmedida, tu vida es miserable, vacua, vacía. Huyes de ese calor que te achicharra la mente, que te enfrenta a una utopía hecha realidad. Microcosmos de paz. Soy lista. Yo no huyo. Dejo que su luz me nutra, me ampare, me resguarde, me haga mejor persona. No me importa que acaparen toda la suerte repartida, porque sé que la comparten conmigo. Me confían la responsabilidad de que querer al niño más maravilloso del mundo, Pau. Son mi ejemplo a seguir, mi faro en la vida. Porque si ellos pueden, quizás haya una mínima posibilidad de que yo también pueda. Y la posibilidad por si sola, es suficiente para hacerte seguir, porque es algo. Y algo no es nada.
Y si algun día caigo... sé que estarán abajo esperando, con esa sonrisa que te calma las mariposas de la barriga. Remanso de paz. Oasis urbano. Rosa sobre gris. Sol de invierno. El ibuprofeno para las migrañas. El ideal al que aspiramos. Mis mejores amigos
jueves, 1 de mayo de 2008
JAVI Y GINO
Javi es una de esos regalos sorpresa que te reserva la vida. Cuando empecé a compartir piso con él, apenas lo conocía. La verdad es que me daba miedo. Porque uno de los rasgos de Javi, es esa apariencia fría, desapasionada, una mirada matadora, que parece capaz de leerte hasta el fondo del alma. Todo es fachada, por supuesto. Si tienes el interés suficiente ( o la oportunidad) de hablar con él durante una media hora, verás como esas reticencias se van viniendo abajo ante la personalidad arrolladora de este bailarín de contemporáneo. Es imposible resistirse a su embrujo escorpiniano. Con el tiempo se ha convertido en una persona indispensable en mi vida. Es una de esas personas que están puestas en tu camino para que te ayuden a crecer como persona, a sostenerte si te caes, a ayudarte a arreglar el mundo con divagaciones excéntricas, a acompañarte la tarde de los domingos tomando café, a darte un abrazo que vale como todos los que no te ha dado antes, a enseñarte que el arte es más que una expresión del alma, es una manera de enseñar a los demás quién eres y qué haces aquí. El me enseñó una parte de la vida que no conocía, noches de desenfreno, fiestas de pareos, tardes de coloquio, cuadros de moscas, matrimonios platónicos de cibercafé, las maravillas culinarias que se saca de la manga y que nunca me molesto en aprender, porque total, él lo hace mejor. Es un amigo, un compañero, un hermano, mi familia política, mi marido de papel, mi partenaire en tantas fiestas, mi complemento ideal, mi asesor de imagen, y consejero general. De todas las cosas que he aprendido a su lado, la más curiosa es ese acento canario que me sale cada vez que me enfado.
Gino llegó a mi vida en silencio. Él siempre tan discreto. Al principio no le presté mucha atención, la verdad. Me daba miedo que fuera otra eventualidad en la vida, de esas personas que te caen bien pero que acabas dejando de ver por circunstancias obvias. Luego sufrí el ataque de cuernos pertinente. Me roban a mi Javi. Este argentino con aires de suficiencia que odia mi minicasa, mi minilavabo con su mini plato de ducha en el que aprendimos a ducharnos a la vez que practicábamos contorsionismo, que mira con aire reprobatorio la cocina con la pica a 50 cm del suelo, reducto de la posguerra y las manchas de humedad que intentábamos tapar con cuadros de facturación casera.. este argentino me roba a mi niño. Pero eso duró poco. Nadie puede resistirse a este rubio de inmensos ojos azules, tan pacífico, tan calladito, que nunca se entera de la trama de las series que vemos y se pasa la hora importunando con preguntas que ni un vidente aventajado sabría responder ¿qué va a pasar ahora?. Con el comparto los mediodías agotadores, cuando llegamos de trabajar y no tenemos ni fuerzas para hablar. Se come esa pedazo de ensalada de lentejas, o unos sandwiches y nos apoltronamos en el sofa. Vemos programas vacíos de significado de ningún tipo, pero así evitamos pensar, porque las jornadas laborables a veces te extenuan hasta la mente, y sólo te apetece reir. Siempre nos falta algo de postre, aunque a veces nos sorprendemos con algun chocolate. Antojos del café de después de comer. Gino es muy parecido a mí en algunas cosas. Me sorprende ese aire relajado que me relaja. Me encanta la cadencia de su voz. Tiene el culo perfecto para ser tocado. Es siempre un caballero, a veces tan sólo un niño grande. Algo en él despierta la parte maternal. Quizás ese aire de desamparo, de incomprensión, cuando se da cuenta de que en vez de seguir el programa, su mente ha volado lejos de aquí. Ese afán de zapear a todas horas. Esa genialidad argentina para pronunciar ñomos en vez de nomos ( David el ñomo). Esa habilidad para entrar en mi vida y ya no salir más de ella.
Sé que un día se irán los dos y me dejaran sola. Es ley de vida, de evolución, de madurez. Es un día que temo. Me da ansiedad que después de tantos años esto acabe. Que la rutina de aparente felicidad que comparto con ellos se resquebraje como el cristal. Es una de las cosas que más miedo me da en la vida. Enfrentarme a mi misma sin su ayuda
PROLOGO
En general, confusion es un termino que se me ajusta bastante. La vida me confunde continuamente. La gente lo hace mucho mejor que la vida. De manera que a veces tengo la sensacion de vivir en un estado de confusion constante.
Pero no era de esto de lo que queria hablar. Lo que pasa es que tengo la mania de divagar para no ir al grano. Me gusta dar rodeos a las cosas. Me da la sensacion de que las saboreo mas. Al menos el placer de la anticipación se alarga mas. Y reconozcamos que hay pocos placeres que puedan alargarse a voluntad. Unos pocos.
Tenía una idea en concreto cuando cree esto, pero he pensado que tambien podría ser un batiburrillo de sensaciones, ideas, frustraciones, lugares,... supongo que como todos los blogs, o al menos, su mayor parte.
Mi madre me dijo una vez que no me mostrara tal como era, porque la gente me haría daño. Para ella, la sinceridad es sinonimo de vulnerabilidad. Hay veces en que le doy la razón, pero una parte rebelde de mi, aun insiste en demostrarle que se equivoca.
Esta es mi manera de hacerlo. Yo misma en estado puro, sin censuras morales. Lo que pienso, lo que soy, lo que sueño..