viernes, 2 de mayo de 2008

DESIREE, CHEMA Y PAU


Hay gente que tiene una luz especial. Nace con ella, como un regalo único. Brillan a cualquier hora deslumbrando a los demás. Si eres normal, como casi todos, y ves una de esas personas tienes dos opciones: o te acercas a ellas como una vulgar polilla, o huyes de esa luz cegadora que puede herir a la vista. No todo el mundo es lo suficientemente fuerte como para mantenerse en ese estado de polilla, porque la luz si es muy fuerte ciega, duele, te hace ver la oscuridad sempiterna en la que te mueves. Peces en el acuario de la vida, que no ven que el mundo de cristal en el que habitan está limitado. La envidia queda descubierta bajo el foco de la luz. Es difícil resistirse a ella, dejarse llevar por la autocompasión, por el deseo de tener un poquito de esa luz maravillosa.
Yo tengo suerte. Me conformo con ser polilla y no me da miedo quedarme ciega ante tal esplendor. Desiree y Chema son una de esas parejas de luz cegadora, Pau el resultado asombroso de esta unión.
Yo cuando los miro, no puedo evitar pensar que son de otro mundo. Viven entre nosotros pero son como parte de otra realidad. Un fotograma en color en una película en blanco y negro. Forman una burbuja de indestructibilidad aparente y permanente, que siempre comparten con aquellos que aman, y con aquellos que los necesitan. Rubios en un mundo de castaños. Buenos en un mundo hipócrita. Con suerte, en un mundo empeñado a veces en demolerte. El amor romántico en su esencia más pura, ese sueño que nos venden a las mujeres desde que somos niñas: el príncipe y su corcel, la princesa rescatada. A su lado sé que el vivieron felices y comieron perdices, no es un mito, es una realidad.
Puedes pensar que al lado de esa felicidad desmedida, tu vida es miserable, vacua, vacía. Huyes de ese calor que te achicharra la mente, que te enfrenta a una utopía hecha realidad. Microcosmos de paz. Soy lista. Yo no huyo. Dejo que su luz me nutra, me ampare, me resguarde, me haga mejor persona. No me importa que acaparen toda la suerte repartida, porque sé que la comparten conmigo. Me confían la responsabilidad de que querer al niño más maravilloso del mundo, Pau. Son mi ejemplo a seguir, mi faro en la vida. Porque si ellos pueden, quizás haya una mínima posibilidad de que yo también pueda. Y la posibilidad por si sola, es suficiente para hacerte seguir, porque es algo. Y algo no es nada.
Y si algun día caigo... sé que estarán abajo esperando, con esa sonrisa que te calma las mariposas de la barriga. Remanso de paz. Oasis urbano. Rosa sobre gris. Sol de invierno. El ibuprofeno para las migrañas. El ideal al que aspiramos. Mis mejores amigos

1 comentario:

Desiree dijo...

Como siempre me llenas.Eres mi hermana, y formas parte de nuestra luz, sin ti tendriamos una oscuridad dificil de llenar. Te queremos como eres y por lo que eres.
Gracias por compartir lo que escribes eres maravillosa! Te queremos Desireé, Chema y Pau