viernes, 9 de mayo de 2008

EN MARCHA


Ya he dejado de esperar noticias. Ya he dejado de mirar constantemente el mail, para ver si aparecía un mensaje en el que pusiera un "te quiero ver". Ya me he cansado de estar sentada sin hacer nada. Ya estoy cansada de esperar siempre que las aguas vuelvan a su cauce natural. Estoy un poco harta de que en esta obra me haya vuelto a tocar un papel de pasiva.


Pongo mis cartas sobre la mesa y el jugador no muestra su jugada, su mano. Tengo que esperar que decida cuales son las combinaciones que va a realizar antes de volver a poner el juego en marcha. Yo ya me he cansado. creo que ya he esperado mucho tiempo. Demasiado. A este juego no vuelvo a jugar. Si lo que buscaba el oponente es que me retirara del tablero, sólo me queda felicitarle y darle la enhorabuena. Para ti todo. Jaque mate. Fin de la partida.


Es hora de levantar lo caido. Hay que hacer las maletas y emprender otro nuevo viaje. Tierras por descubrir. Gente por conocer. En esta estación ya he permanecido demasiado tiempo. Corro el riesgo de echar raíces en un paisaje que no me corresponde. Extrangera en un país que no me acepta. No hay que asumir las condiciones que te imponen si quieres mejorar. Progresar. Ser capaz de dejar los sueños atrás.


Las despedidas hay que hacerlas sin lamentaciones. Si has puesto todo la carne en el asador y te has quedado sin la parte que te corresponde, no debes quejarte. Orgullo por la valentía demostrada. Resignación por no haber resultado ganadora. Aunque en el fondo sí lo seas. Lo sabes. Arriesgaste y eso, en sí mismo es todo un triunfo. Valiente por una vez. Desnudaste el alma, te quitaste esas capas que te protegen. Cayeron las murallas y vislumbraste el paisaje que había más allá. Ahora es el momento de descubrirlo. Sin temor a dejar atrás lo que sentiste como seguro. Te empujan hacia adelante. Es lo que se espera de ti. Todos lo esperan.


Y si la nostalgia te vence, puedes permitirte el lujo de echar una ojeada atrás. El ojo derrama una única lágrima solitaria. La lágrima de los campeones, de los aventureros. de los supervivientes. Y si tienes suerte, tal vez encuentres en el camino una mano amiga. Una mano de esas que te agarran bien fuerte y tiran de ti cuando sientes que las fuerzas flaquean. Cuando la morriña, los días de lluvia, hacen que quieras volver a casa, olvidándote que esta quedó muy atrás. Ruinas de los recuerdos que se convierten en escollos a sortear. Pasito a pasito, tambaleandote al principio, vas cogiendo las fuerzas necesarias para conseguir garbo, gracia, soltura al pasear.


El mundo es un lugar muy extraño. Puede ser desastroso, solitario, un páramo salvaje con mil peligros acechantes, y al girar en un recodo del camino, deslumbrarte con frondosa vegetación, un paraiso donde alojarte, descansar del camino una temporada, tal vez para siempre. Sólo hay que ser lo suficientemente osado como para emprender el viaje, dejando atrás lo conocido, lo cómodo. Aunque sea a desganas, aunque sea obligada por las circunstancias. Si la vida te pone una maleta en la mano y alguien te empuja desde atrás... no necesitas más señales para empezar a andar.

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